Biografías - Gacel Sayah
Puesto: Sheriff.
Clan: oficialmente Ventrue (dudas). Posible Assamita.
Sire: desconocido.
Chiquillos: Lech Walevski.
Pareja: Gacel es asexual.
Uno de los individuos más malvados y siniestros de Londres, y claramente el más vanidoso y ladino, Gacel nace hace algunos siglos (no he podido determinar la edad) en una familia de nuevos ricos mercaderes de camellos en Irán. Se cría en lo peor de la sociedad musulmana como un principillo consentido y caprichoso, sin frenos morales ni sentido ético o de la justicia. Pasa la juventud en el hedonismo y la depravación más absolutos.
Es su vanidad lo que pone fin a esta trayectoria. Cuando le llega el momento de casarse y formar una alianza mercantil, su esposa pronto descubre con nerviosismo, y luego enfado, que a Gacel no le interesa el acto conyugal y que pasa más tiempo que ella misma eligiendo sedas y probándose vestidos. Ni siquiera es un invertido, no se le conocen amantes masculinos: simplemente es un maniático de la apariencia. Creo que se gusta a sí mismo más que cualquier hombre o mujer bajo el cielo.
El matrimonio empieza a hacer aguas y lógicamente no da hijos; la esposa está cada vez más ofendida, y el suegro más enfurecido. Termina provocando una pequeña guerra entre las familias y, o bien lo expulsan, o bien huye voluntariamente con un puñado de camellos y unos arcones de oro.
Su destino natural son los Assamita, quienes eventualmente lo encuentran y convierten en ghoul, y he hallado indicios de que quizás algo más. Esta franja es difícil de investigar, ya que los Assamita no son muy sociables. Además, Gacel es peligroso. En varios momentos mientras escribía mis notas o pensaba en ellas, descubrí a Gacel mirándome fijamente desde algún rincón, de una manera que helaba la sangre. A costa de dejar esta biografía bastante incompleta decidí no ir muy lejos en esta investigación.
Con que Gacel termina en Europa, expulsado de nuevo o como agente infiltrado, y va de acá para allá como asesino a sueldo y diciendo ser Ventrue. Andrea lo recomienda a la dama Jezabel en algún momento y de nuevo ella decide hacerse cargo. Esta vez no se hace la tonta, sino que por sentido de responsabilidad y vergüenza decide encarrilar a Gacel y contener sus atrocidades. Resulta bastante insoportable que un Ventrue, aunque sea falso, vaya por ahí haciendo las cosas que hace. Se le civiliza un mínimo a base de dura disciplina y castigos y se le enseña a fingir al menos sus manías siniestras. Se pone control a sus instintos violentos y a su vicio de solucionar todo a base de sangre y muerte. Él acaba captando las ventajas de fingir una actitud más reposada y le parece bien, y se ocupa de cortar lazos con su origen iraní para huir de la venganza de los descendientes de su suegro y los Assamita a los que abandonó. No puede negar que es mediooriental, pero suele hacerse pasar por egipcio, libanés o saudí.
No cabe duda de que tiene cierta relevancia militar a día de hoy. El puesto de Sheriff le va bien: patrulla en solitario y controla que no se cuelen indeseables en el dominio. Su guardia nunca termina. En este sentido es muy eficaz: siempre atento, siempre vigilante, deseando que algún enemigo se acerque y el trono dé rienda suelta a su ansia de violencia...
Uno de los individuos más malvados y siniestros de Londres, y claramente el más vanidoso y ladino, Gacel nace hace algunos siglos (no he podido determinar la edad) en una familia de nuevos ricos mercaderes de camellos en Irán. Se cría en lo peor de la sociedad musulmana como un principillo consentido y caprichoso, sin frenos morales ni sentido ético o de la justicia. Pasa la juventud en el hedonismo y la depravación más absolutos.
Es su vanidad lo que pone fin a esta trayectoria. Cuando le llega el momento de casarse y formar una alianza mercantil, su esposa pronto descubre con nerviosismo, y luego enfado, que a Gacel no le interesa el acto conyugal y que pasa más tiempo que ella misma eligiendo sedas y probándose vestidos. Ni siquiera es un invertido, no se le conocen amantes masculinos: simplemente es un maniático de la apariencia. Creo que se gusta a sí mismo más que cualquier hombre o mujer bajo el cielo.
El matrimonio empieza a hacer aguas y lógicamente no da hijos; la esposa está cada vez más ofendida, y el suegro más enfurecido. Termina provocando una pequeña guerra entre las familias y, o bien lo expulsan, o bien huye voluntariamente con un puñado de camellos y unos arcones de oro.
Su destino natural son los Assamita, quienes eventualmente lo encuentran y convierten en ghoul, y he hallado indicios de que quizás algo más. Esta franja es difícil de investigar, ya que los Assamita no son muy sociables. Además, Gacel es peligroso. En varios momentos mientras escribía mis notas o pensaba en ellas, descubrí a Gacel mirándome fijamente desde algún rincón, de una manera que helaba la sangre. A costa de dejar esta biografía bastante incompleta decidí no ir muy lejos en esta investigación.
Con que Gacel termina en Europa, expulsado de nuevo o como agente infiltrado, y va de acá para allá como asesino a sueldo y diciendo ser Ventrue. Andrea lo recomienda a la dama Jezabel en algún momento y de nuevo ella decide hacerse cargo. Esta vez no se hace la tonta, sino que por sentido de responsabilidad y vergüenza decide encarrilar a Gacel y contener sus atrocidades. Resulta bastante insoportable que un Ventrue, aunque sea falso, vaya por ahí haciendo las cosas que hace. Se le civiliza un mínimo a base de dura disciplina y castigos y se le enseña a fingir al menos sus manías siniestras. Se pone control a sus instintos violentos y a su vicio de solucionar todo a base de sangre y muerte. Él acaba captando las ventajas de fingir una actitud más reposada y le parece bien, y se ocupa de cortar lazos con su origen iraní para huir de la venganza de los descendientes de su suegro y los Assamita a los que abandonó. No puede negar que es mediooriental, pero suele hacerse pasar por egipcio, libanés o saudí.
No cabe duda de que tiene cierta relevancia militar a día de hoy. El puesto de Sheriff le va bien: patrulla en solitario y controla que no se cuelen indeseables en el dominio. Su guardia nunca termina. En este sentido es muy eficaz: siempre atento, siempre vigilante, deseando que algún enemigo se acerque y el trono dé rienda suelta a su ansia de violencia...
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