Biografías - Valeria Novosti
Puesto: Azote.
Clan: Brujah.
Sire: probablemente Hugo de Mornay, o el sire de este.
Chiquillos: Anton Novosti.
Pareja: Anton Novosti.
Anillo verde: no.
Ghoules: Loretta.
Para hablar de Valeria debería hablar primero del incidente de Julien, un hecho infeliz que envuelve a varios miembros de la corte de Londres. Pero prefiero terminar antes con las biografías de los líderes de la corte.
Valeria es la madre de Argent de Mornay. Como hablar de la edad de Valeria tiene implicaciones en otras cortes, me mantendré discreto. Que el lector astuto haga cálculos.
Con que Valeria nace en algún momento en el seno de una familia de comerciantes rusos. Agobiados por las deudas, los malos negocios y la mala gestión, ponen su esperanza en esta niña, confiando en que su venta para algún matrimonio salve sus finanzas. La criatura nace con un cabello rojo de mal agüero y enseguida aumenta las jaquecas de sus padres en vez de aliviarlas: lejos de parecer una delicada y bella doncella que engatuse a un rico desprevenido, Valeria se convierte en una muchacha tosca, bruta y asilvestrada. Era más común encontrarla subida a un árbol con la cara sucia, el cabello hecho greñas y vestida con harapos, riendo groseramente y gritando obscenidades a los hijos de los aparceros que eran sus compañeros de juego, que bien vestida y manteniendo la compostura en una sala.
Las posibilidades de venderla se fueron esfumando, primero en la villa, luego en la comarca. Los padres, aún más endeudados tras infinidad de institutrices y maestras que intentaron en vano convertirla en una señorita, decidieron como última salida enviarla a Francia. Era el sitio de moda para los rusos y allí, donde no la conocían, quizá una salvaje de las estepas haría gracia a algún viudo decadente.
En Francia, Valeria se dedicó a robar bollos y manzanas en los mercados, jugar con los muchachos y perseguir a los gatos por las calles, acosándolos con palos, feliz sin que nadie intentara educarla. Hasta que eventualmente da con Azalais, una respetable dama Malkavian que se compadece del lamentable estado de la rusa y decide amadrinarla.
Con mucha paciencia y ternura Azalais empieza a hacer de Valeria una personita soportable. Incluso envía dinero a sus padres, con el pretexto de ser las ganancias de la joven como ayudante de una importante dama de la nobleza parisina. Valeria aprende de Azalais todo lo que sabe y la Malkavian incluso se la presenta, con intención, al Duque de Chalus: Hugo de Mornay.
La boda es una fiesta alegre. En un pequeño discurso Valeria agradece a Azalais todo lo que ha hecho por ella: convertirla en una dama, sacar a su familia de la pobreza y conseguirle un marido fuerte, guapo e influyente... que además le daría la vida eterna. La amistad entre Valeria y Azalais se sella para siempre con un emocionado abrazo y ella asciende a duquesa.
Del matrimonio surgió Argent, un niño sano y precioso y todo fue felicidad un tiempo hasta que ocurrieron los hechos de Julien. Malaconsejados y embaucados por terceros, Hugo de Mornay y el Arconte Julien deciden traicionar a la Princesa de París y, como primer paso, asesinar a la leal Azalais.
Valeria se encuentra atrapada entre su benefactora y su marido. Incapaz de traicionar a ninguno de los dos, su mente se rompe y huye de Francia hecha un caos. Da tumbos por el mundo, de club en club y bar en bar, bebiendo sólo de donantes drogados o muy borrachos. Regresa a su estado salvaje y pasa las noches por ahí, sin hacer nada de provecho.
El tiempo pasa en Francia también. Hugo de Mornay se convierte en historia y Argent de Mornay es el nuevo Duque de Chalus y Maestro de Armas de París. Tiene la difícil herencia de un padre injustamente declarado traidor y una madre enloquecida. Consumido por la vergüenza la declara muerta, mientras en secreto intenta con todas sus fuerzas rehabilitarla y recuperarla para la sociedad, pero no tiene éxito. Como acto final, Argent decide sacrificar su futuro casándose con una plebeya. Esto hace reaccionar por fin a Valeria. Se baña por fin, roba un buen vestido y se presenta en París a tiempo para la boda de su hijo. La alegría de Dianne y Azalais, que la daban por muerta, es indescriptible y las tres lloran juntas y se ponen al día entre abrazos y suspiros.
Valeria, que sabe que su cordura pende de un hilo y no se siente capaz de afrontar las noches sola y sin guía, coge al primer sujeto medio presentable que se le cruza y lo Abraza apresuradamente. Le inventa un pasado como noble ruso y le da su apellido de soltera. Su mentirijilla increíble se tolera con bondad y piedad, por inofensiva.
Las cosas van bien hasta que Mithras el Maligno cede a su ambición y asesina a Dianne, a Azalais y a muchos más franceses. La pérdida brutal de sus recién recuperadas amigas vuelve a perturbar la mente de la pelirroja. Argent, incapaz, de soportar otro escándalo familiar en ese momento, la envía a Londres y pide a Nathan que se ocupe de ella. Argent y Nathan son buenos amigos, y este accede de inmediato.
Para mantener las apariencias se la nombra Azote, y a su chiquillo-marido se le hace Primogénito. Al parecer Valeria está en vías de recuperarse, pero conviene evitarla. No se sabe si responderá con una sonrisa y un gesto del abanico, o a puñetazos y mordiscos con espantosas palabrotas rusas. Ni siquiera Anton puede controlarla.
Clan: Brujah.
Sire: probablemente Hugo de Mornay, o el sire de este.
Chiquillos: Anton Novosti.
Pareja: Anton Novosti.
Anillo verde: no.
Ghoules: Loretta.
Para hablar de Valeria debería hablar primero del incidente de Julien, un hecho infeliz que envuelve a varios miembros de la corte de Londres. Pero prefiero terminar antes con las biografías de los líderes de la corte.
Valeria es la madre de Argent de Mornay. Como hablar de la edad de Valeria tiene implicaciones en otras cortes, me mantendré discreto. Que el lector astuto haga cálculos.
Con que Valeria nace en algún momento en el seno de una familia de comerciantes rusos. Agobiados por las deudas, los malos negocios y la mala gestión, ponen su esperanza en esta niña, confiando en que su venta para algún matrimonio salve sus finanzas. La criatura nace con un cabello rojo de mal agüero y enseguida aumenta las jaquecas de sus padres en vez de aliviarlas: lejos de parecer una delicada y bella doncella que engatuse a un rico desprevenido, Valeria se convierte en una muchacha tosca, bruta y asilvestrada. Era más común encontrarla subida a un árbol con la cara sucia, el cabello hecho greñas y vestida con harapos, riendo groseramente y gritando obscenidades a los hijos de los aparceros que eran sus compañeros de juego, que bien vestida y manteniendo la compostura en una sala.
Las posibilidades de venderla se fueron esfumando, primero en la villa, luego en la comarca. Los padres, aún más endeudados tras infinidad de institutrices y maestras que intentaron en vano convertirla en una señorita, decidieron como última salida enviarla a Francia. Era el sitio de moda para los rusos y allí, donde no la conocían, quizá una salvaje de las estepas haría gracia a algún viudo decadente.
En Francia, Valeria se dedicó a robar bollos y manzanas en los mercados, jugar con los muchachos y perseguir a los gatos por las calles, acosándolos con palos, feliz sin que nadie intentara educarla. Hasta que eventualmente da con Azalais, una respetable dama Malkavian que se compadece del lamentable estado de la rusa y decide amadrinarla.
Con mucha paciencia y ternura Azalais empieza a hacer de Valeria una personita soportable. Incluso envía dinero a sus padres, con el pretexto de ser las ganancias de la joven como ayudante de una importante dama de la nobleza parisina. Valeria aprende de Azalais todo lo que sabe y la Malkavian incluso se la presenta, con intención, al Duque de Chalus: Hugo de Mornay.
La boda es una fiesta alegre. En un pequeño discurso Valeria agradece a Azalais todo lo que ha hecho por ella: convertirla en una dama, sacar a su familia de la pobreza y conseguirle un marido fuerte, guapo e influyente... que además le daría la vida eterna. La amistad entre Valeria y Azalais se sella para siempre con un emocionado abrazo y ella asciende a duquesa.
Del matrimonio surgió Argent, un niño sano y precioso y todo fue felicidad un tiempo hasta que ocurrieron los hechos de Julien. Malaconsejados y embaucados por terceros, Hugo de Mornay y el Arconte Julien deciden traicionar a la Princesa de París y, como primer paso, asesinar a la leal Azalais.
Valeria se encuentra atrapada entre su benefactora y su marido. Incapaz de traicionar a ninguno de los dos, su mente se rompe y huye de Francia hecha un caos. Da tumbos por el mundo, de club en club y bar en bar, bebiendo sólo de donantes drogados o muy borrachos. Regresa a su estado salvaje y pasa las noches por ahí, sin hacer nada de provecho.
El tiempo pasa en Francia también. Hugo de Mornay se convierte en historia y Argent de Mornay es el nuevo Duque de Chalus y Maestro de Armas de París. Tiene la difícil herencia de un padre injustamente declarado traidor y una madre enloquecida. Consumido por la vergüenza la declara muerta, mientras en secreto intenta con todas sus fuerzas rehabilitarla y recuperarla para la sociedad, pero no tiene éxito. Como acto final, Argent decide sacrificar su futuro casándose con una plebeya. Esto hace reaccionar por fin a Valeria. Se baña por fin, roba un buen vestido y se presenta en París a tiempo para la boda de su hijo. La alegría de Dianne y Azalais, que la daban por muerta, es indescriptible y las tres lloran juntas y se ponen al día entre abrazos y suspiros.
Valeria, que sabe que su cordura pende de un hilo y no se siente capaz de afrontar las noches sola y sin guía, coge al primer sujeto medio presentable que se le cruza y lo Abraza apresuradamente. Le inventa un pasado como noble ruso y le da su apellido de soltera. Su mentirijilla increíble se tolera con bondad y piedad, por inofensiva.
Las cosas van bien hasta que Mithras el Maligno cede a su ambición y asesina a Dianne, a Azalais y a muchos más franceses. La pérdida brutal de sus recién recuperadas amigas vuelve a perturbar la mente de la pelirroja. Argent, incapaz, de soportar otro escándalo familiar en ese momento, la envía a Londres y pide a Nathan que se ocupe de ella. Argent y Nathan son buenos amigos, y este accede de inmediato.
Para mantener las apariencias se la nombra Azote, y a su chiquillo-marido se le hace Primogénito. Al parecer Valeria está en vías de recuperarse, pero conviene evitarla. No se sabe si responderá con una sonrisa y un gesto del abanico, o a puñetazos y mordiscos con espantosas palabrotas rusas. Ni siquiera Anton puede controlarla.
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