Biografías - Príncipe Milenkaj
Puesto: Príncipe de Moscú.
Milenkaj, el siniestro Príncipe de Moscú. La historia de este líder es trágica y particularmente bien documentada. Me explico: alguien, cuya identidad prefiere que no se conozca, asistió al Príncipe Milenkaj tras una batalla y escuchó frases inconexas de este, cuando estaba al borde del frenesí por las heridas y el hambre. Cuando me vendió esta información y la fui investigando encontré que es cierta y que se podía ampliar. Milenkaj en sus delirios repetía sobre todo ¡Etienne... Etienne... el verdadero... el legítimo...!
Europa, siglo XIII. Los fundadores de la inminente Camarilla tienen casi a punto su plan y se reclutan y tantean jefes tribales y caudillos, comprobando su valía como futuros Príncipes. En París, el centro de Europa y de la secta, un Toreador llamado Aloysius planea gobernar la nueva sociedad de la Estirpe, pero la prudencia (y cierto tedio) le aconsejan hacerlo a través de un subordinado de confianza.
Aloysius tenía un ghoul favorito, un muchacho esbelto y delicado llamado Etienne. Experto perfumista, danzarín y virtuoso del arpa, escuchó la propuesta de ser Abrazado y nombrado Príncipe de París con cierto recelo. Entendió que si Aloysius no quería mostrarse ante la secta, tampoco podría ver muy frecuentemente al Príncipe de la capital. Pero el domitor le convenció enseguida de que seguirían en contacto, a golpe de su firme, gruesa y grandisíma comprensión de la Presencia.
Sin embargo hubo una injerencia. Los Nosferatu, más inclinados a que París lo gobernara un Brujah, tramaron un maligno giro de los acontecimientos. Antes de que Aloysius Abarazase a Etienne, consiguieron raptarlo y fue uno de ellos quien lo Abrazó. La maldición del clan se mostró de una forma retorcida: Etienne se convirtió en un hombre atlético y musculoso, atractivo para mucha gente. Pero a sus ojos y los de Aloysius se había echado a perder. La delicada finura de su ser, su belleza etérea, el mozo casi irreal que tocaba el arpa, ahora tenía el aspecto de un grosero soldado sólo apto para la violencia.
Pocas veces a lo largo de los siglos el llanto cubre de rojo las mejillas de un Vástago. Cuando se despidieron Aloysius y Etienne, entre ambos derramaron más lágrimas que toda la demás Progenie de Caín junta. Aloysius juró que Etienne sería el Príncipe de París de todas formas.
Pero Etienne se envolvió en capas y en nombres falsos y huyó. Hacia la fría Rusia, a vengarse. No era tonto y no quiso hacerlo enseguida. Quiso aprender, obtener poder y fuerza. Eventualmente pudo localizar a los conspiradores y eliminar a algunos. Prosperó en fuerza y carisma, y también en apoyos, hasta erigirse en Príncipe de Moscú bajo su identidad de Milenkaj. Un vez en el poder ajustició al resto de conspiradores bajo diversos pretextos de política local.
Entre tanto Aloysius había cumplido su promesa: tomo para sí el trono de París, pero con el nombre de Etienne. Los Toreador consultados dicen (entre suspiros) que Aloysius y Etienne nunca se atrevieron a volver a verse, pero tampoco se olvidaron.
"Milenkaj" se convirtió sorprendentemente en un Príncipe estable, sensato y civilizado. Fue bueno para su clan y para la Camarilla y su biografía es un aburrimiento hasta que "Etienne" muere y la locura y el dolor le devoraron. Su Elíseo se tambaleó durante unas tres décadas pero, dado que no salpicó a potencias extranjeras y los Nosferatu ya habían consolidado su carácter secretista, fuera no se percibió.
Es extraño que un ser tan torturado no se convirtiera en un jefe cruel. Aunque habita en las sombras y es duro como el invierno de las estepas, mis investigaciones determinan que Milenkaj es un buen hombre. Creo que en su interior, en el fondo, sigue siendo aquel alegre y despreocupado mozo. ¡Una historia de esperanza para la Estirpe!
Reproducción de retrato hallado entre las posesiones del Príncipe Etienne. Un grabado en el marco decía Oh viejo amigo, en tu helado retiro languideces. Mas vives en mí. |
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