I. De la entrada de las Tres Casas en la Camarilla

En la década final del segundo milenio después de Cristo, Nathan Jones, el futuro Príncipe de Londres, reúne a las conocidas como Tres Casas y las insta a jurar lealtad a la Camarilla. Estas casas, a saber Jezabel, Suzuke y Malaquías, respectivamente Ventrue, Gangrel y Malkavian, con sus respectivos esbirros, son autarcas afines a la secta hasta este momento sin terminar de comprometerse con la Camarilla o la sociedad vampírica.

Lord Nathan pronuncia un grave discurso ante los tres Antiguos, hablando no sólo de las ventajas de unirse a la secta gloriosa, honorable y prístina que es la Camarilla, sino del deber de todos ellos para con los demás. Han estado demasiado tiempo viviendo despreocupados y libres a expensas de un mundo y unas condiciones que la Camarilla consiguió para toda la raza. De modo que lo justo, lo necesario y lo honrado es devolver la cortesía uniéndose a la secta, ampliando sus fronteras, filas y victorias.

Avergonzados y culpables, los Antiguos no pueden negar la verdad del discurso y piden unirse a la Camarilla de inmediato. Nathan Jones, de todas formas, se ablanda ante el pesar de los tres viejos vampiros a inicia una entrada en la secta no tan brusca, sino más paulatina, gradual y diplomática, para salvaguardar la reputación de las Tres Casas y mantener su aspecto digno y fuerte.



Malaquías estuvo especialmente nervioso y reticente.
Mientras que la dama hebrea y la samurái llevaban vidas ejemplares,
Malaquías temía que su interminable lista de fechorías y maldades le trajera
problemas y enemigos al ingresar en la secta. Lord Nathan negoció para él
la amnistía y la prescripción de sus crímenes previos a la entrada en la Camarilla. 

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